UNA PUERTA GIRATORIA
- revistaimpactouy
- 8 mar
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El ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, en 1992, popularizaba una frase durante su campaña presidencial: ‘‘Es la economía, estúpido’’, dando a entender que la razón por la que George H. Bush estaba perdiendo popularidad se relacionaba directamente con el debilitamiento de los principales indicadores económicos (Arriazu, 2022).
La ex presidenta de Argentina, Cristina Kirchner, en un acto en el conurbano en septiembre de 2024 mencionaba, en crítica a su presidente Javier Milei, que no era la economía como tal, sino que también ‘‘(...) es la política, estúpido’’.
Sin embargo, ninguna de las dos frases es totalmente correcta.
A un economista clásico jamás se le ocurríría separar la economía de la política o de la sociología, a las que llamaba ‘‘la gran dinámica’’, dado que una es tan dependiente de la otra como puede ser un pez al agua. Pero incluso David Ricardo y Adam Smith, cuando mencionaban que ‘‘la riqueza de las naciones depende de la capacidad de vender más caro de lo que se produce’’, les faltaba un buen trozo de información: que gran parte del trabajo no se vende, y que aquello que no se vende, en ocasiones, es porque no es posible cuantificar su valor.
Cuando las mujeres destinan su tiempo al trabajo no remunerado, disponen de menos tiempo para realizar trabajo remunerado y/o buscar trabajo (Salvador, 2020), e incluso buscando trabajo hay brechas grandes entre mujeres y hombres, y, parezca extraño, también entre mujeres y mujeres.
Según el documento ‘‘El Aporte Económico de las Mujeres en Uruguay’’ del Parlamento del Uruguay, y el documento ‘‘La situación de las mujeres en Uruguay’’. de CIFRA, se visibiliza en nuestro país que las mujeres obtenemos:
Menores ingresos que los hombres.
División sexual del trabajo más marcada.
Mayores problemas de discriminación en el ámbito político.
La evidencia muestra que, a pesar del aumento en el nivel educativo de las mujeres y la
participación laboral, las brechas de género se mantienen, incluso bajo el mismo género, dónde las mujeres de la capital, en comparación con las del interior, tienen mayores posibilidades de conseguir un TR, y dónde aquellas provenientes del interior, y de los estratos mas bajos (quintiles 1 y 2) tienen una mayor contribución (superior al promedio) de TNR : mientras las mujeres reducen su aporte a medida que aumenta el quintil de ingresos, los hombres la incrementan.
Si estudiamos que la contribución global al PBI es del 22,9% en 2013 (12.729 millones de USD), específicamente las mujeres en el rubro de Trabajo no Remunerado aportan alrededor del 71.2% de ese 22,9%, mientras que los hombres aportan alrededor de tan solo un 28.8%.

Si lo comparamos con el resto de la actividad económica (TNR + TR), solo el aporte de las mujeres por sí solo es superior a todo lo generado por la industria manufacturera (12,2%), el Comercio, restaurantes y hoteles (14,5%) y la suma de los sectores más vinculados con los cuidados (Enseñanza 4,8%, servicios sociales y de salud 6,5%, servicios personales y domésticos 4,3) (Salvador, 2020).

Se especula que las mujeres del interior del país son las que más a cargo están de los Servicios del TNR, pero son las mujeres de los quintiles más bajos (Quintiles 1 y 2) las que realizan la contribución mas alta. Por otro lado, los hombres que realizan el mayor aporte pertenecen a la capital.
Salvador reconoce que ‘‘la incorporación del trabajo no remunerado en las cuentas nacionales permitiría evidenciar estas interrelaciones para que las políticas económicas consideren y busquen transformar la desigualdad en la distribución inicial de los recursos’’...
¿Pero, cómo?
¿Cómo transformamos la desigualdad?
El Instituto Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (INDDHH), en parte, existe para eso: para defender los derechos humanos de las personas en Uruguay, creado a partir de un informe de Naciones Unidas, en un centro de tortura durante los 70, en el amparo de la Ley Nº 18.446.
El INDDHH el 14 de febrero de 2023 publicaba un documento en el que, como recomendación, indicaba que deberían:
Hacerse reformas en Marcos normativos y la implementación de acciones afirmativas.
Fortalecer la equidad en el funcionamiento de los partidos.
Promover el cambio cultural.
Fortalecer la institucionalidad de género.
Sin embargo, aún quedan en Uruguay problemas estructurales, incluso en las instituciones que buscan subsanar las violaciones sistemáticas de derechos humanos: Carmen Rodriguez, presidenta del INDDHH, fue denunciada en septiembre del pasado año por acoso laboral… y forma parte del consejo directivo que se encarga de la denuncia, participando de algunas sesiones del directorio en las que se trató la propia denuncia en su contra.
¿Qué se debería hacer cuando incluso las estructuras fallan?
Y no importa si es la economía, la política o la sociología: ¿Qué se debería hacer cuando no existen sectores en los que las mujeres no sufran discriminación?
A este fenómeno se lo puede apodar metafóricamente ‘‘puerta giratoria’’:
Las mujeres han entrado al mercado laboral, pero la estructura social no ha cambiado al mismo ritmo. La metáfora de la puerta giratoria refleja esta realidad: que mientras más mujeres se suman al empleo remunerado, la responsabilidad del trabajo no remunerado sigue recayendo sobre ellas.
La carga del hogar, el cuidado de niños y adultos mayores, las tareas domésticas, siguen siendo, en su mayoría, tareas femeninas. La puerta se mueve, pero siempre en el mismo sentido: las mujeres salen al mundo laboral, pero los hombres no ingresan en la misma medida a las responsabilidades del hogar.
Este fenómeno no solo limita el desarrollo profesional y económico de las mujeres, sino que perpetúa una desigualdad estructural que impacta en todos los niveles. No se trata solo de participación en el mercado, sino de una redistribución real del trabajo y del tiempo. Hasta que la puerta deje de girar en un solo sentido, la igualdad seguirá siendo un objetivo lejano, más teórico que real: el desafío no es solo que más mujeres atraviesen la puerta, sino que esta deje de girar en un solo sentido.
No dejemos de soñar, mujeres, en que algún día, en lugar de forzar nuestro paso y equilibrar cargas desiguales, la puerta se convierta en una automática, de esas que se abren solas al reconocer que todos, sin importar género, merecemos las mismas oportunidades y derechos.
BIBLIOGRAFÍA
Arriazu, R. (2022, 17 de agosto). Es la economía, estúpido... ¿O será la política? Clarín. Recuperado de https://www.clarin.com/opinion/economia-estupido-politica-_0_4lLJtPTOpC.html?srsltid=AfmBOoo7AXqUTXGfcb_qiZslq8DNaL_6sodb76ikeWsphhKQvXPFOdQL
Brissio, M. (2022, 17 de enero). Es la política, estúpido. Página/12. Recuperado de https://www.pagina12.com.ar/396021-es-la-politica-estupido
Cifra. (2024, 8 de marzo). Situación de las mujeres en Uruguay. Recuperado de https://www.cifra.com.uy/situacion-de-las-mujeres-en-uruguay-3/
Infobae. (2024, 6 de septiembre). “Es la economía bimonetaria, estúpido”: la carta de Cristina Kirchner con una durísima crítica al gobierno de Javier Milei. Recuperado de https://www.infobae.com/politica/2024/09/06/es-la-economia-bimonetaria-estupido-la-carta-de-cristina-kirchner-con-una-durisima-critica-al-gobierno-de-javier-milei/
Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo de Uruguay. (s.f.). Contribución de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo de Uruguay al proceso de elaboración de la Recomendación General N° 40 del Comité de CEDAW. Recuperado de https://lac.unwomen.org/es/digiteca/publicaciones/2020/09/el-aporte-economico-de-las-mujeres-uruguay
Salvador, S. (2020). El aporte económico de las mujeres en Uruguay. ONU Mujeres y Parlamento Uruguayo. Recuperado de https://www.gub.uy/institucion-nacional-derechos-humanos-uruguay/sites/institucion-nacional-derechos-humanos-uruguay/files/documentos/noticias/ContribucionINDDHH_CEDAW.pdf
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