La generación del odio
- revistaimpactouy
- 4 nov 2024
- 4 Min. de lectura
“You sensed that you should be following a different path, a more ambitious one, you felt that you were destined for other things but you had no idea how to achieve them and in your misery you began to hate everything around you.” - Fyodor Dostoyevsky
(Te diste cuenta que deberías estar siguiendo otro camino, uno más ambicioso, sentiste que estabas destinado para otras cosas pero no tenías idea cómo conseguirlas y en tu miseria comenzaste a odiar todo a tu alrededor).
La vertiginosa ascensión de líderes radicalizados es alarmante y curiosa, muchos se preguntan el por qué del interés (o fanatismo) de los jóvenes con estas figuras casi caricaturescas que en sus inicios son subestimadas.
No podemos asegurar las razones de este fenómeno pero podemos teorizar; los mayores de la generación z llegamos a la adultez con un panorama desolador, una economía destruída, calentamiento global, expectativas de una vida perfecta que se nos imponen día día a través de redes sociales, alquileres por las nubes y ni hablar de una casa propia, ya no es suficiente una licenciatura, ahora hay que estudiar una maestría, mañana un doctorado, y tras pasado ser el próximo Einstein tan solo para poder comprar un apartamento que se asemeja más al interior de un Tupper, ni hablar de el auge de trastornos mentales como la depresión y la ansiedad, cuyos tratamientos también son costosos.
Tras esta catastrófica pero real exposición de hechos ¿Qué nos queda? Muchos encuentran refugio en las palabras de estas figuras emergentes, que gritan, se enojan y exponen a todos los políticos a su alrededor, suena refrescante, es todo lo que les gustaría hacer, liberar su odio y exponer la injusticia de la que son testigos. De esta forma estas personas adquieren bases de fanáticos inmensas y subversivas dispuestas a todo por su nueva ideología la cuál oscila entre la extrema izquierda y la extrema derecha, las posiciones de centro no son del agrado de los jóvenes ya que al parecer no han dado resultado; muchos apuntan al conservadurismo extremo y los roles de género tradicionales como un escape del desolador panorama que la vida moderna les presenta.
No, los jóvenes no somos tontos o ignorantes, simplemente hacemos lo que podemos con lo que tenemos, aquellos que ven un futuro gris se refugian en estos discursos intentando hallar esa pequeña chispa que los aliente a levantarse de la cama al otro día.
octubre, 2024
Sin embargo, estos mensajes terminan no solo siendo un placebo, sino contraproducentes, uno de los mayores problemas que he observado es la creencia impuesta de que mientras más trabajo, más éxito, haciendo creer a personas en condiciones desfavorables que no son millonarias (porque sí, esas son las palabras usadas) porque no trabajan lo suficiente, dejando de lado la triste realidad de que la suerte (privilegios como una base económica, un núcleo familiar estable, buena salud mental, inteligencia, etc) es al menos un 50% del camino para el “éxito” siendo el trabajo la otra mitad; no obstante esto no quiere decir que en casos aislados personas puedan superarse inmensamente, el problema radica en la expectativa que se deposita de que todos, sin excepción, si sufrimos lo suficiente podemos lograr todo aquello que deseamos.
El final de esta historia aún no está escrito, sin embargo podemos ver cierto patrón, en tiempos de crisis suelen aparecer los personajes más radicales, así que podríamos decir que en 20 años se dará otra ola de idealismo y políticas de centro, para repetir el ciclo una y otra vez. Los estados deberían poner énfasis en políticas que alienten a los jóvenes, el acceso a la salud mental debe ser considerado de manera seria ya (los suicidios han tenido un incremento alarmante no solo en nuestro país), los problemas para conseguir trabajo (y la mala calidad de estos) y los altos costos del acceso a la educación*.
Por otra parte, nosotros podemos darnos a la tarea de separar las vidas actuadas que vemos en redes sociales de la realidad, el auge de los influencers que nos presentan millones de dólares y rostros fotocopiados, desde ropa prestada hasta sets de grabación fingiendo ser asientos de avión Business Class, cirugías plásticas extremas, estas mentiras son ya conocidas y han sido desenmascaradas, pero muchas personas no saben de esto; debemos darnos a la tarea de que nuestras redes sean un lugar que nos inspire y no que nos recuerde lo miserables que somos.
Sin embargo esta es solo una opinión que presento desde la más profunda empatía a mis pares, no tengo una solución, solo anhelo que mi generación logre encontrar un rumbo y que los mayores no se sigan preocupando más por atacarnos que por ayudarnos a desentrañar las bases que nos llevan a tales decisiones.
“No hay prisa. No hay necesidad de brillar. No es necesario ser nadie... Salvo uno mismo” -Virginia Woolf
*Si bien en Uruguay la UdelaR es gratuita, pocas personas logran completar las carreras debido a barreras silenciosas como la centralización, horarios poco flexibles y criterios rebuscados y diferenciados de evaluación en cada facultad.

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